La soledad se refleja en mi alma,
respondiendo preguntas que nunca
me atreví a formular.
Hoy sufro bajo la lluvia,
escondo las lágrimas
tras una vacuola invisible,
cubriendo con ciencia
lo que el corazón ya no puede sostener.
Siento que padezco una levadura viva,
que crece en rincones que no entiendo,
expandiéndose en silencio,
sin que pueda frenarla.
Estoy rota por dentro.
Y aunque desee huir,
ya no tengo fuerza,
ni rumbo, ni salida.
Los recuerdos me atan,
como grilletes al alma,
como un ser que contempla
la radiación de un agujero negro,
sin saber que, al entenderlo,
ya ha sido consumido.
Las dudas me aplastan,
me persiguen:
¿Por qué a mí?
¿Qué hice para merecer
ser tocada sin permiso?
¿Y por qué mi mente, confundida,
no gritó más fuerte?
Él era menor…
pero supo manipularme.
Y yo… no supe detenerlo.
A veces quisiera
ser solo una teoría,
un protón errante en el vacío,
sin historia, sin cuerpo,
sin voz para pronunciar
lo que todavía no puedo decir.
Porque, aunque el tiempo pase,
aún temo ser juzgada,
rechazada,
abandonada...
por haber sido mayor que él.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario