domingo, 19 de enero de 2025

Sombras del recuerdo

Intentar huir de mis traumas
es correr en círculos cerrados.
Siempre regresan,
como ecos viejos
que se niegan a morir.

Quiero gritar, desahogarme,
pero el miedo susurra:
“Te van a señalar,
por atreverte a hablar.”

Miro mi reflejo
y no reconozco mi rostro.
Estoy perdida dentro de mí,
luchando con la idea
de dejarla ganar.

¿Cómo se sana un corazón
cuando el alma está rota?
Cuando lo único que siento
es esta soledad que me ahoga.

Pienso en hablar,
en soltar la carga,
pero el temor me encierra.
¿Qué pasará si me atrevo?
¿Qué pensarán si conocen mi verdad?

Es más fácil callar,
aunque el silencio me devore
desde adentro.

Solo quiero descansar,
cerrar los ojos y no volver.
Anhelo esa paz
que la vida me ha negado.
Pero cada recuerdo
es un puñal en el pecho,
una sombra persistente
de lo que tanto intento borrar.

A veces me pregunto
si fue mi culpa,
si el error fue existir,
si yo provoqué la tormenta.
Me culpo. Me castigo.
Y me hundo
en pensamientos
que me dicen
que no merezco sanar.

¿Por qué los recuerdos vuelven
cuando intento soltarlos?
¿Por qué me persiguen
como un viento helado
que nunca se detiene?

Quiero que el aire
se los lleve lejos.
Que desaparezcan.
Porque ya no puedo más.

Estoy cansada de vivir
atada a estos recuerdos
que, sin matarme de golpe,
me están matando lento.


Entre las sombras de un recuerdo, cuento de Charline P. Crespo Tomei



lunes, 13 de enero de 2025

13 de Enero



Tantos días han pasado y la ciencia ha tomado en cuenta

que la depresión se ha convertido en un problema grave sin atención.

Me siento en las nubes,

con dolores de cabeza que no soporto

y que no quieren acabar, un eco persistente

que se convierte en un sonido que me dice:

"tú ya no puedes avanzar".


Me retrocedo y estoy a punto de caer,

pero veo una luz que me dice:

"tienes que levantarte, despierta de esta pesadilla".

Es como un faro en medio de la tormenta,

pero yo no puedo, no puedo pensar,

porque solo me tengo que automedicar.


Me duele tanto pensar que no puedo más.

Siento un ahogamiento en el pecho

que no me permite respirar,

me siento ahogada, sin aire.


Quisiera encontrar una ayuda,

descubrir un lugar donde pueda salir

del dolor y la oscuridad

y poder tener un sueño profundo sin pesadillas,

para despertar en un lugar donde ya no existe el dolor.


Me siento como una muñeca vestida de azul,

tan desdichada y tan lamentable,

que me veo, no puedo más, no aguanto.

Pero sé que debo luchar,

por mi familia, por las personas que pasan por lo mismo.


Y aunque me he quemado, aunque esté en el suelo,

debo levantarme, debo sanar.

Porque incluso en el abismo más profundo,

hay una chispa esperando encenderse.

Y esa chispa soy yo.

DEPRESIÓN: ¿Por qué nos lleva a aislarnos? Claves ☂

 



La Silla Ausente

  Dame un momento para entender, para respirar, para comprender. Porque ahora solo veo esa silla vacía, donde ya no estás, ni en noche ni en...